En el contexto geográfico en el que se encuentran insertas las islas, atravesado por crecientes tensiones geopolíticas, los aspectos de valorización estrictamente económica no pierden relevancia, por el contrario, se articulan e imbrican potenciando las estrategias de control y dominación imperial. La posesión en Malvinas posibilita la explotación económica de una vasta área del atlántico suroccidental plena de recursos ictícolas e hidrocarburíferos en un contexto de agotamiento de las reservas en el hemisferio norte. El crudo que se estima es posible extraer en el área de correspondiente a la subcuenca petrolera de Malvinas -prolongación de la Cuenca Austral Patagónica- le permitiría al Reino Unido ahorrar cuantiosas sumas de dinero destinadas a la importación de crudo y convertirse -incluso- en exportador neto. Por otra parte, le permitiría al gobierno colonial de las islas extender su autonomía financiera al mantenimiento de las bases militares reforzando la estrategia británica de convertir a las Malvinas en “estado ribereño”. De la misma manera, en un contexto de creciente demanda mundial de alimentos, la explotación de recursos pesqueros - de gran valor nutricional- adquiere vital importancia económica, biológica y geopolítica. La condición de reserva estratégica del Atlántico Sur se torna crucial frente a la presión extractiva de empresas y estados de los principales países consumidores del mercado global.