La solidaridad e identificación emancipatoria que Malvinas despierta desbordó los límites jurisdiccionales de las “patrias chicas” y se expandió por toda América Latina durante el conflicto armado de 1982. El movimiento masivo de apoyo a la causa Malvinas incluyó la presentación espontánea de miles voluntarios para combatir ante las embajadas argentinas de Perú, Bolivia, Panamá, Cuba, República Dominicana, Ecuador o Venezuela atravesando todo tipo de matrices ideológicas, alineamientos internacionales y prejuicios nacionales. En Caracas, por ejemplo, trabajadores organizaron un apagón espontáneo en repudio al hundimiento del Belgrano, también hubo muestras de apoyo popular en Chile y Brasil, entre otros muchos acontecimientos que evocan los movimientos independentistas del siglo XIX a lo largo y ancho del continente.