El paisaje cultural de las islas, atravesado por el predominio de tradiciones británicas, se ve signado -no obstante- por numerosas marcas criollas pese a los intentos británicos de invisibilización. Algunas formas del habla de la comunidad falklander, apenas adaptadas, remiten a las faenas rurales realizadas por los gauchos, negros e indios que poblaron las islas antes y después de la usurpación. El vocablo “Camp” en referencia a la palabra castellana "campo". Una gran cantidad de sitios llamados ‘Rincón’, o ‘Galpón’, se mantienen en la actualidad. Una pequeña corriente de agua se denomina 'arrowshoe' (arroyo), un 'coqueeneecha' es un 'cojinillo' para la montura. Topónimos como ‘Rincón Grande’, ‘Cantera’, “Dos Lomas”, “Horqueta”, “Cuero Brook”, ‘Top Malo River”, “Puerto San Carlos”, “Salvador”, “Cerritos”, “Bahía Concordia”, ‘Camp Verde’, ‘Dos Lomas’, ‘Chancho Point’, ‘Torcida Point’, ‘Pioja Point’, ‘Mid Rancho’, ‘Estancia’, ‘Piedra Sola’, ‘Laguna Seco’, ‘Manada’, ‘Boca Wall’, ‘Bombilla House’, ‘Flores Harbour’. De los trabajos realizados por criollos quedan restos arqueológicos, stone walls o “corrals” (corrales de piedra), y poles (palenques). Los isleños saben de lo que se habla cuando se dice bozal, cabestro, tientos, (caballo) manchau. Es habitual escuchar a los residentes británicos saludarse con un 'goodbye, chey', que tiene origen etimológico en el “che” utilizado en Argentina y Uruguay. En actualidad parte de la población residente (un 10 %) es de habla hispana. A partir de 2012, es obligatorio la enseñanza del idioma español a partir de los tres años de edad. Según fundamenta la normativa “por ser el idioma de nuestros vecinos y por el turismo”.