Visiones de
América

El cuarto mes del año, trajo consigo una serie de sacudones para la región. El suicidio del ex presidente peruano, Alan García, acorralado por acusaciones de corrupción vinculadas al caso Odebrecht, disparó un intenso debate en torno al uso de la prisión preventiva contra funcionarios o ex funcionarios públicos, una de las modalidades que ha adoptado la persecución política en el marco del viraje regional.

Por otra parte, el gobierno de Lenín Moreno expulsó a Julian Assange de su embajada en Londres, entregándolo a manos de la policía británica. Días más tarde, firmó un conjunto de acuerdos militares con el Comando Sur, afianzando el nuevo perfil de su país en la arena internacional.

Paralelamente, Mike Pompeo realizó una gira por Chile, Paraguay, Perú y Colombia. Además del tratamiento de asuntos bilaterales, la visita estuvo atravesada por dos ejes: la crisis venezolana y el creciente poderío de China en la región, que ha imantado hacia su principal proyecto geoestratégico (la Ruta de la Seda) a doce países latinoamericanos, entre los que se cuentan Perú y Chile, firmes aliados del poder norteamericano.

En otro orden, continúa el paulatino desgajamiento de la integración regional. Argentina, Brasil, Chile y Paraguay han formalizado su salida de la Unasur –calificada por Piñera como una institución “altamente politizada e inefectiva”-, mientras el canciller paraguayo anunció el final de la elección directa para el Parlamento del Mercosur, en los cuatro países que conforman el bloque. Una vez concluidos los mandatos vigentes, los/as legisladores serán escogidos por los Congresos nacionales.

Finalizando el mes, el día 30, Guaidó hizo una nueva aparición -esta vez con Leopoldo López, fugado de su prisión domiciliaria-, en las afueras de la base aérea La Carlota (ubicada en Caracas) para hacer un llamado al pueblo venezolano a tomar las calles y exigir la salida de Maduro. El norte de la operación (autodenominada “Libertad”) se fijaba, nuevamente, en provocar un quiebre masivo al interior de las Fuerzas Armadas. Dicho giro no ocurrió y, luego de algunos enfrentamientos callejeros, el intento golpista fue desarticulado. Tras cuatro meses de hostigamiento sistemático, la situación no parece encontrar una resolución sencilla: de un lado, el gobierno conserva la lealtad de las FANB y muestra un alto grado de movilización en sus bases; de otro lado, la oposición se resguarda en sus aliados internacionales y, bajo dicho paraguas, lleva adelante todo tipo de acciones dirigidas a profundizar la crisis del país para forzar el recambio de autoridades.

En el otro polo ideológico, la Argentina gobernada por Cambiemos ha sufrido una nueva corrida bancaria y, junto con la economía, el proyecto de reelección de Macri camina por una resbaladiza pendiente.